Viaje en el tiempo

Lo que para cualquier profesional del movimiento apasionado sería una graduación, o por lo menos el proyecto de maestría, me ha sucedido.
 
Mi afinación por las personas mayores es creciente, no se detiene, siempre que les miro por la calle tomando el fresco o una caña con sus amigos de toda su larga vida y observo las curvas tan pronunciadas de su raquis, me cautivan tanto que he llegado a atraerlos a N7. ¡Han llegado!
 
Ha sido abrir las puertas del centro y llegar esta persona tierna y delicada, de lucidez impecable y sabiduría enriquecedora. Por lo que refleja en sus anécdotas, ha hecho mucho deporte en su vida y es lo que le hace dar muchos pasos en al menos una hora y las labores del día a día, aunque echa de menos hacer más. Fue “flechazo”, me enamoré del caso. Se levantó de su silla de ruedas y se vino conmigo al Cadillac andando para hacer la valoración. 
 
Ha respondido más rápido que lo que yo podría todas las preguntas. ¡Aún con poco más de medio siglo que me lleva de ventaja!
 
Tras cuatro sesiones ya sabemos cómo tumbarle y levantarle del Cadillac y sus prácticas en casa generan mejores resultados en la clase. Después de algún tiempo a través de la respiración ha vuelto a sentir las débiles fibras de su suelo pélvico para empezar a tomar el control otra vez.
 
Tanto hemos conectado que, a pocos años de hacer un siglo de edad, ha venido también su pareja. De quien os hablaré el viernes que viene…
 
Niven